En el ámbito de las afectaciones neurológicas, un conjunto de desafíos médicos complejos, se ha registrado un desarrollo destacado. Elon Musk ha comunicado que su empresa Neuralink ha alcanzado con éxito la implantación de chips cerebrales inalámbricos en un ser humano, marcando un paso significativo en la intersección entre tecnología y salud neurológica.
Personas con párkinson, parálisis y otras afectaciones podrán encontrar mejoría en este nuevo sistema, que ya comenzó a ser ensayado en el primer paciente.
Los primeros indicios muestran prometedores picos neuronales, lo que suscita la esperanza en la posible utilidad de esta innovación para el tratamiento de afecciones neurológicas complejas. Con otras compañías ya inmersas en iniciativas similares, el enfoque en cómo esta convergencia tecnológica puede impactar positivamente en la gestión de enfermedades neurológicas adquiere una importancia crucial.
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La aprobación para realizar este innovador ensayo clínico en seres humanos fue otorgada el año pasado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), marcando un hito significativo en el recorrido de la compañía.
En sus declaraciones en redes sociales, Musk complementó la información al destacar que los resultados preliminares apuntan hacia una prometedora detección de picos neuronales, lo cual anticipa un futuro alentador para esta tecnología.
Según Musk, Telepathy permitirá «controlar el teléfono o el computador, y a través de ellos casi cualquier dispositivo, con sólo pensar (…) Los primeros usuarios serán personas que hayan perdido la funcionalidad de sus extremidades (…) Imagínese que Stephen Hawking pudiera comunicarse más rápido que un mecanógrafo o un subastador. Ese es el objetivo», agregó, haciendo referencia al fallecido científico británico que padecía de enfermedad motoneuronal.
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Tecnología y la mente
La startup está llevando a cabo el estudio PRIME para evaluar la seguridad de su interfaz cerebro-computadora inalámbrica. El objetivo principal es verificar la funcionalidad de la interfaz, que permitiría a personas con cuadriplejía controlar dispositivos electrónicos solo con sus pensamientos. El estudio utiliza un robot quirúrgico para colocar el implante en una región del cerebro que controla la intención de movimiento. Una vez instalado, el implante registra y transmite las señales cerebrales de forma inalámbrica a una aplicación que decodifica la intención de movimiento.
Concretamente, este estudio tiene como objetivos «evaluar la seguridad de nuestro implante (N1) y del robot quirúrgico (R1), además de examinar la funcionalidad inicial de nuestra BCI para permitir a personas con parálisis controlar dispositivos externos mediante el pensamiento», dice la compañía.
«A lo largo del estudio, se utilizará el Robot R1 para colocar quirúrgicamente los hilos ultrafinos y flexibles del Implante N1 en una región del cerebro que controla la intención de movimiento. Una vez instalado, el Implante N1 es estéticamente invisible y está diseñado para registrar y transmitir las señales cerebrales de forma inalámbrica a una aplicación que decodifica la intención de movimiento», añade.