La inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados, por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una guía ética para orientar el uso seguro de los grandes modelos de lenguaje (LMM) en el ámbito sanitario. Estos modelos, como el conocido ChatGPT, son piezas clave de la inteligencia artificial generativa, capaces de procesar masivamente datos y generar textos y contenidos predictivos.
La creciente presencia de estos LMM en nuestras vidas plantea desafíos éticos y de seguridad, especialmente en el sector de la salud. La OMS destaca que, aunque estos modelos están empezando a utilizarse con fines médicos, algunos de sus usos aún no están probados, lo que subraya la necesidad de establecer normas para su integración y uso en entornos de salud pública.
La guía de la OMS identifica riesgos potenciales, como el «sesgo de automatización», que podría generar información inexacta o sesgada, perjudicando a quienes toman decisiones sanitarias basadas en estos datos. Además, se destaca la vulnerabilidad de los LMM a ciberataques, poniendo en riesgo la información de los pacientes y la fiabilidad de los algoritmos.
El primer paso propuesto por la OMS es una participación «vertical e integrada» de todas las partes interesadas, incluyendo gobiernos, empresas tecnológicas, proveedores de atención sanitaria y sociedad civil. La inversión en infraestructuras públicas accesibles y la adhesión a principios éticos son recomendaciones gubernamentales clave. La OMS aboga por leyes que aseguren que los LMM cumplan con los derechos humanos y sugiere la creación de una agencia reguladora para evaluar estas tecnologías antes de su implementación.
Alain Labrique, director del departamento de Salud Digital e Innovación de la OMS, destaca que «los gobiernos de todos los países deben liderar de forma cooperativa los esfuerzos para regular eficazmente el desarrollo y el uso de las tecnologías de IA». En este contexto, la participación de la sociedad en todas las fases de desarrollo de los LMM se presenta como crucial, involucrando a ingenieros, científicos, usuarios potenciales y todas las partes interesadas.
A pesar de los desafíos actuales, la OMS reconoce los enormes beneficios potenciales de la IA en la salud, incluida la mejora de la salud pública y la cobertura sanitaria universal. Sin embargo, se enfatiza la importancia de abordar cuidadosamente los riesgos, como el sesgo en los datos de entrenamiento, la generación de respuestas incorrectas y la posibilidad de mal uso para difundir desinformación.
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