Un avance tecnológico desarrollado por el neurocientífico francés Grégoire Courtine y la neurocirujana suiza Jocelyne Bloch, quienes lideran el centro de investigación NeuroRestore —una colaboración entre el Instituto Federal Suizo de Tecnología y el Hospital Universitario de Lausana— destaca cómo un sistema es capaz de restablecer el control motor en personas con lesiones medulares.
Desde 2012, los investigadores han venido adelantando un trabajo cuya primera etapa consistió en implantar dispositivos de estimulación en la médula espinal de pacientes con parálisis.
Dichos dispositivos eran controlados mediante botones, permitiendo a los pacientes ponerse de pie, caminar con asistencia e incluso levantar pesas.
Pese a que este ya era un adelanto significativo, los científicos quisieron ir más allá y trabajaron para lograr establecer una conexión directa entre el cerebro y la médula espinal, con el fin de activar el movimiento sin necesidad de botones externos.
“Nuestro objetivo es evitar la lesión mediante una conexión digital directa entre el cerebro y la región de la médula espinal que controla el movimiento de las piernas”, explicó Courtine.
¿Cómo funciona?
- Se implanta un pequeño dispositivo de titanio en el cráneo del paciente, justo sobre la corteza motora.
- Este implante cuenta con 64 electrodos que capturan la actividad cerebral relacionada con la intención de moverse.
- Una computadora equipada con algoritmos de inteligencia artificial traduce esas señales en comandos eléctricos, que luego se transmiten al estimulador de la médula espinal.
- Todo este proceso ocurre en menos de un segundo.
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El testimonio de Marta Carsteanu-Dombi
Marta Carsteanu-Dombi sufrió un grave accidente durante una competencia en 2018, donde un choque en el tramo de ciclismo cambió por completo su vida.
Como resultado, tuvo ocho costillas rotas, una hemorragia interna, pulmones perforados y una lesión en la médula espinal que interrumpió la conexión nerviosa con la parte inferior de su cuerpo.
Pero luego de 6 años sin poder caminar, lo que parecía imposible se logró gracias a esta innovadora tecnología desarrollada en Suiza. Marta logró dar sus primeros pasos utilizando solo un andador y sin requerir la ayuda de un arnés.
Este adelanto médico se conoce como puente digital, y sin duda se convierte en una esperanza para quienes, como ella, han sufrido accidentes que han comprometido su movilidad.
Tras la implantación del puente digital, Marta comenzó una intensa rutina de entrenamiento, acompañada por ingenieros y fisioterapeutas, para calibrar la estimulación necesaria y lograr que sus músculos respondieran adecuadamente.
Tuvo que aprender a pensar en cómo moverse, con instrucciones precisas, para que la inteligencia artificial pudiera interpretar sus patrones cerebrales y llevarlos a la acción.
Se apoyó en un avatar para practicar y entender qué significa, desde el pensamiento, mover la cadera o levantar una rodilla. Luego de diversas jornadas de preparación, en las que también usó un arnés que soportaba parte de su peso corporal, logró dar pasos usando únicamente su mente para activar sus piernas paralizadas.
La investigación también se puso a prueba en el periodista suizo Arnaut Robert, quien presentó parálisis del cuello hacia abajo tras un accidente en el hielo.
En su caso, la tecnología le permitió movilizar su brazo izquierdo y realizar actividades que antes no podía, como sostener un vaso o escribir.
¡Lo que viene!
Aunque pacientes y médicos son conscientes de que aún queda un largo camino por recorrer para que el dispositivo sea completamente funcional para todos los pacientes tetrapléjicos a nivel mundial, este avance representa un hito importante. Se deben seguir afinando aspectos técnicos, pero ya abre la puerta a una posibilidad de vida que antes parecía cerrada para muchos.
El adelanto aún se encuentra en fase de investigación, pero sin duda entusiasma a médicos y pacientes.
Cuando Carsteanu-Dombi se unió al ensayo clínico, era la paciente más gravemente afectada, según los expertos. No solo había perdido toda sensibilidad de la cintura hacia abajo, sino que no podía mantener el equilibrio ni sentarse por sí sola.
“Debo haber tenido una colisión bastante fuerte, porque mi columna básicamente se rompió, como en dos dimensiones”, relató sobre el accidente.
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